3 de febrero de 2013

El deseo de Dios II

Como vimos la semana pasada todos somos pecadores y por lo tanto esclavos del pecado; para entenderlo mejor podemos preguntarnos, ¿qué es más fácil para nosotros: decir una mentira o la verdad cuando si de eso depende el salvarnos?

Obviamente también puedes pensar que se te hace más fácil decir la verdad, pero ¿y que tal si se trata de lo se te hace más difícil? Licor, cigarrillos, drogas, pornografía, libertinaje, ira, etc.

Pero no dejes de leer esta entrada todavía, no es mi intención que te ofendas, sino que aprendas. Si te sientes aludid@ o sientes remordimiento no soy yo, sino el Espíritu Santo quien te hace notar que lo que hiciste no es lo que Dios quiere para tu vida.


"¿Acaso no creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? Yo, el Señor, lo afirmo."
Ezequiel 18:23


Lo que quiero que aprendas es que Dios en su hermosa voluntad no está el condenarte, es decir, el que por ser pecadores nos vayamos al infierno, porque no supimos obedecer.  En una entrada anterior hablamos del deseo de Dios, que es el que nadie se pierda. Y en esta entrada, afirmaremos esta idea, para que no te confundas y creas que Dios no te ama porque has pecado.

"Si recapacita y se aparta de todas sus maldades, no morirá sino que vivirá."
Ezequiel 18:28

Finalmente recuerda, que Dios ama al pecador pero no al pecado. Pastor Arturo Norero.

Dios te bendiga
DC

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