Aunque ya hemos hablado anteriormente sobre este tema, quiero compartir con ustedes otro aspecto. Por lo que recordando un poco sobre ellas; en la primera hablamos sobre lo que significa la idolatría y en la segunda sobre la orden explícita de parte de Dios de no adorar a nadie ni nada que no sea él.
Ahora es importante recordar que Jesús no está muerto, que no se encuentra en un pedazo de madera en algún templo o iglesia; y que está tan vivo que si tú lo decides lo puedes sentir a tu lado en cada momento de tu vida, en tu universidad, en tu colegio, en tu trabajo, en tu casa e incluso cuando estás sol@.
Sin embargo, Dios cansado de nuestro pensamiento idolátrico a otras cosas, cosas que por cierto son muchas veces personas igual de imperfectas que nosotr@s, que por mas que se llamen santos, siguen siendo personas y otras veces a objetos de madera, metal o parecido al que incluso llamamos dioses; nos dice en Salmos 115 que semejantes a ellos son los que confían en ellos.
Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer lo que le parezca. Pero sus ídolos son de oro y plata, producto de manos humanas.
Tienen boca, pero no pueden hablar; ojos, pero no pueden ver; tiene oídos, pero no pueden oír; nariz, pero no pueden oler; tienen manos, pero no pueden palpar; pies pero no pueden andar; ¡ni un sólo sonido emite su garganta!
Semejantes a ellos son sus hacedores, y todos los que confían en ellos.
Salmos 115:3-8
Te recuerdo que Dios es un Dios celoso, como vimos en la segunda parte del tema, que no está dispuesto a compartir su gloria con nadie, que Dios es tan real como tú y yo, y que si confías en Jesús y vives para él, no sólo que estará a tu lado por siempre sino que vivirás conociendo al verdadero Dios.
Dios te bendiga
DC