Esta semana quiero seguir con el tema del amor, porque es tan importante que como cristianos aprendamos de ello y lo pongamos en práctica, que se podría decir, que nuestro nombre pudiera ser resumido en amor.
Amor por el otro, por nuestro prójimo; al querer que conozca de un poderoso y amoroso Dios que está dispuesto siempre a escucharnos y a darnos de esa salvación que sólo Él nos lo puede dar. Esa libertad que tanto anhelamos, sacarnos de esa esclavitud de vicios como las drogas, pornografía, alcohol, tabaco, robos, asesinatos, guerras, etc.
Es este amor que no puede ser comparado con un sentimiento como lo vimos en la entrada anterior, que nos permite amar pese a que las personas nos lastiman, pese a que nos traicionan, pese a que nos agreden. El amor del que el cristiano habla y expresa es el que proviene de Dios.
"El
amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de
lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá."
1 Corintios 13:8
Y como leímos un amor que jamás se extingue, un amor que busca sobretodo nuestro bien. Un amor que Dios nos brinda cada día de nuestras vidas, por más que pequemos una y otra vez cada día y cada hora del día.
"El amor viene de Dios. Dios es amor y por ende los cristianos tenemos amor."
Pastor Arturo Norero
Este amor es el que no puede quedarse atrapado sólo para nosotros, atesorándolo sólo para nosotros. Pues Dios nos da de su amor para que nosotros podamos compartirlo con los demás. Pues si los cristianos debemos ser conocidos por algo, debe ser porque buscamos ser como Él, como nuestro poderoso Señor y Salvador Jesús.
"Si alguien afirma: <<Yo amo a Dios>>, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues odia a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y él nos ha dado este mandamiento; el que ama a Dios, ame también a su hermano."
1 Juan 4:20-21
Pensar más en el otro que en tí. Esto es pensar en hacer feliz a tu familia, a tus padres, a tus herman@s con la intención de hacerlo, por que así de seguro harás feliz a tu Dios. Cuando buscamos causar felicidad en las personas que amamos no solo estamos cumpliendo nuestra obligación como cristianos, como lo leímos, sino que estaremos demostrando serlo. Porque nuestro poderoso Dios no sólo que nos ama, sino que lo hace y lo seguirá haciendo por el resto de nuestra vida y por la eternidad. No importa lo que hagamos, su amor por ti y por mi no cambiará.
Dios te bendiga
DC
Nota: Las imagenes mostradas fueron tomadas de acogerycompartir y taringa.net/YoDiego, respectivamente.